A diferencia de lo que ocurrió con el Cabildo de Buenos Aires, del que nadie se da por enterado de que fue tirado abajo y reconstruido, es muy sabido, al menos para nosotros los tucumanos, que la Casa Histórica fue lentamente demolida hasta quedar reducida a la habitación donde se había jurado la Independencia.

La piqueta que había empezado por la fachada a mediados de 1870 en 1904 había transformado la casona colonial de los Laguna en un palacete de doble altura, lleno de ornamentos en piedra parís, tirantes de hierro y paneles de vidrio. En el medio, como una casita muy pequeña, se escondía el salón de la Jura.

Recuerdos fotográficos: años 40. Las clases de gimnasia en la escuela Sarmiento

Esta caja gigantesca conocida como “Templete” se abría hacia la calle Congreso, a través de esos jardines que vemos en la foto. Ese gran espacio abierto previo al edificio es llamado atrio por los arquitectos y estaba destinado, en este caso, a recibir y congregar a los visitantes al monumento. Ahí se ubicaron los grandes bajorrelieves de Lola Mora (que hoy se lucen en el tercer patio). Algunos autores adjudican su diseño a Charles Thays, el paisajista que hizo en parque 9 de Julio y el Jardín Botánico de Buenos Aires.

El Templete duró casi 40 años y al empezar la década de 1940 se reconstruyó la Casa y quedó tal como la vemos hoy.